FRANCISCO DE GOYA. DOS VIEJOS
Los Dos viejos o los Dos frailes. Esta es otra de las Pinturas Negras donde las fotografías de Laurent, previas a su arranque y restauración, nos revelan sus secretos. Los dos personajes que aquí aparecen pertenecen a mundos diferentes. Sobre los hombros de un ermitaño o fraile de barbas venerables, probablemente ciego, se apoya un ser diabólico, que parece hecho de fuego, vertiendo en su oído pérfidas proposiciones. Algunos opinan (Carlos Foradada, por ejemplo) que estas proposiciones tienen que ver con la simonía (el negocio con los bienes espirituales) y con la confabulación entre el clero y el absolutismo. Una escena de tentación, propia del mundo medieval, y que podría estar en un capitel románico.
No obstante, vemos que un neoclásico francés, contemporáneo estricto de Goya, François-André Vincent pinta una imagen laica que nos recuerda a ésta. Es su Alcibades siendo enseñado por Sócrates, hoy en el Museo Fabre, en Montpellier. Se trata del filósofo recibiendo un recado de su famoso daimon. También Delacroix pintó este asunto.
En la pintura de Goya el apolíneo daimon es, directamente, un saturniano demonio, y no es ningún consejo prudente el que pensamos que se vierte en el oído de su fraile o filósofo.
ESTHER FERRER: AUTORRETRATO CON CARTA DE CRÉDITO (LA HE ENCONTRADO), 2013
La imagen de los dos viejos de Goya se puede interpretar como un intento de posesión infernal. La imagen de Esther Ferrer, con su boca abierta, atrapando en ella su tarjeta VISA, representa una posesión consumada.
Todas las variaciones de su Libro de las cabezas poseen una gran potencia, y ésta, en grado superlativo. Muestra a la propia artista poseída por el dinero o por la obsesión consumista, representada por esa tarjeta visa que tapa su boca, como si el dinero pasase a hablar con ella, o como si sus palabras o acciones tuvieran un precio que pagar con tal tarjeta, considerando la conciencia como un cajero automático. Al fin y al cabo, y esto lo saben las grandes corporaciones, somo lo que consumimos, y los extractos de nuestras tarjetas escriben nuestra biografía.
Esta obra un excelente ejemplo del continuo escrutinio de sí misma practicado por esta artista, que traslada a este tipo de obras la tensión que siempre han tenido sus “performances”.
Tal como hacía Goya en sus Caprichos o Desastres, Esther Ferrer suma microliteratura en su título: “La he encontrado”, apostilla. También lo dice como si fuese el perro que trae a su amo la pelota. El dinero se configura como amo de la voluntad.
UBICACIÓN: ESCALERAS DE SUBIDA A LA IGLESIA DE FUENDETODOS
Estas escaleras comunican la Casa de Goya con la iglesia donde lo bautizaron y con el taller de grabado. La obra entera de Esther Ferrer es un intento de articulación del lenguaje y sus signos, muy en especial del propio cuerpo como herramienta expresiva. Un trabajo en la órbita del Goya polemista que eligió el grabado como medio privilegiado de difusión de sus ideas.
Su ubicación en este punto es, además, una invitación al visitante para que suba a la parte alta de Fuendetodos, donde hallará la iglesia, pero también las bellas plazas de la Constitución y de Aragón.
ESTHER FERRER
La obra de la artista Esther Ferrer (San Sebastián, España, 1937) transita entre el arte de acción, el collage, la fotografía, el dibujo y la obra sonora. Su trabajo se inscribe dentro de las corrientes minimalistas y conceptuales iniciadas en la década de los sesenta del siglo XX, así como en los feminismos de la época y el arte desmaterializado. Ferrer es una de las principales representantes y pionera del arte de la performance en España, así como una comprometida feminista cuya producción artística y teórica ha contribuido a dar visibilidad a las problemáticas asociadas a la mujer. A través de su cuerpo, situado en un lugar central de su práctica, ha visibilizado cuestiones como la temporalidad y la espacialidad de los procesos creativos. Sus obras, tanto las objetuales como las corporales, aúnan influencias de múltiples disciplinas y manifiestan la inclinación de la artista por el humor y el absurdo.
Desde mediados de los sesenta hasta 1996, Ferrer formó parte del grupo de vanguardia ZAJ junto a Walter Marchetti, Ramón Barce y Juan Hidalgo.
La obra de Ferrer es heterogéneay no sigue una cronología progresiva.Su trabajo es un constante diálogo entre performances, objetos, fotografías intervenidas, vídeos y collages,tras los que siempre subyacen las ideas de la fragilidad, el movimiento, el ritmo, la iteración, la serialidad, la continuidad, la transformación, lo aleatorio o la estructura.
Representó a España en la Bienal de Venecia en 1999. En 2008 fue galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas, en 2012 recibió el Premio GureArtea del Gobierno Vasco y en 2014 recibió el Premio MAV (Mujeres en las artes visuales) y el Premio Velázquez, uno de los galardones más importantes en reconocimiento a toda su carrera. Con sus performances ha participado en festivales internacionales en Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, Canadá, Brasil y Palestina, por citar algunos. Su obra ha sido expuesta instituciones a lo largo del mundo como el MNCARS de Madrid, el Centre Pompidou de Paris, el CAAC de Sevilla, el CGAC de Santiago, el Museo de Bellas Artes de Rio de Janeiro, el ARTIUM de Vitoria, y la Staatsgalerie de Stuttgart, entre otras muchas; y forma parte de importantes colecciones públicas y privadas como el MNCARS, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, el Centre Pompidou, el MUSAC, el IVAM, el ARTIUM y el CGAC, entre otros.
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