FRANCISCO DE GOYA. PERRO SEMIHUNDIDO
El “perro” de Goya es uno de los mitos de la pintura moderna. Una pintura que casi no representa nada, apenas una cabeza perdida en un paisaje indefinido y confuso. La fotografía de J. Laurent puede aportar alguna pista adicional sobre su sentido, sobre aquello que puede llamar la atención del animal, el objeto de su mirada, pero el enigma no se anula por ello.
Si alguien exploró el laberinto de esta pintura, ese fue el pintor Antonio Saura. Al término de sus elucubraciones, de las numerosas variaciones que pintó sobre el tema, deja algunas cuestiones. De acuerdo, nos dice, con que ese perro pueda ser el humilde cancerbero del tiempo moderno, el guardián de la muerte, pero ¿no esconderá también otro autorretrato de Goya? Y se pregunta si la dejación pictórica, el abandono de todo lo accesorio no fue la condición para representar la “absoluta soledad”.
Los perros están emparentados con el duelo. Según una leyenda clásica, la perra Mera advirtió con sus lamentos la localización de Icario y Erígone, sus amos, trágicamente muertos. Se le premió convirtiéndola en la constelación del Can Menor. Los perros ocupan también los pies de múltiples figuras funerarias medievales, por un apego a sus dueños que sobrevive a la muerte.
Este perro de Goya puede representar también a la última criatura viva, al ser terminal, y en ese sentido, el testigo que nos recuerda en el futuro y hace duelo por nosotros. Paradójicamente, puede representar, en términos de distopía, el aliento final del hombre, en una memoria externa a él.
TXUSPO POYO. EL TÚNEL DE LA ENGAÑA
Txuspo Poyo hizo un notable proyecto sobre el túnel de La Engaña (entre Burgos y Cantabria), túnel por el que nunca llegó a circular el tren: quimera construida por trabajadores forzados y ahora ruina melancólica. El vídeo de Txuspo Poyo lo protagonizaron la memoria de esos obreros y un elefante al que se condujo hasta allí para que recorriera las dependencias abandonadas de las obras, y después, ese túnel sin destino.
El artista eligió el elefante por sus proporciones, pero también, y fundamentalmente, por su sentido del duelo. Algo en que se parece a los perros. Y como el perro de Goya, perdido en su terraplén, el elefante, adentrándose en el túnel, es una gran metáfora de la soledad.
Este proyecto tiene que ver la soledad y el abandono, pero, sobre todo, con la memoria, la cual no deja de ser testimonio de la vida. El cuerpo del elefante, a lo largo del túnel es también una señal de calor en la frialdad de la geología, como lo es la mínima esperanza de calor corporal y pictórico del perro de Goya, y la de su mirada, superando la indiferencia de la tierra estéril.
UBICACIÓN: JUNTO A LA IGLESIA DE LÉCERA
El melancólico elefante de Txuspo Poyo parece dirigirse hacia la iglesia de Lécera. Allí, como imagen del duelo, tiene buenos compañeros en la fuente y el ciprés que protagonizan un encantador rincón de Lécera, bajo su airosa torre, no lejos del armonioso ábside renacentista de su iglesia. Uno de los templos más interesantes de toda la comarca.
Un lugar donde merece la pena pararse a meditar.
TXUSPO POYO (Alsasua, 1963)
Artista verdaderamente multidisciplinar. El trabajo de Txuspo Puyo abarca cine, video, animación, fotografía, instalación, dibujo…
Fusionando dispositivos caseros y alta tecnología, nos propone juegos intelectuales abiertos, que permiten al espectador llevar a cabo sus propias investigaciones, y cuestionarse las relaciones entre arte y poder.
Tras una beca en Toronto se trasladó a Nueva York en 1991, generando un trabajo que conecta sutilmente referentes culturales y hechos históricos, y que traza puentes entre lo global y lo local.
“Cartoons” (1993) era un documental sobre la psicología que proyectaban los dibujos animados de nuestra infancia.“Control” (1997) mezclaba Super 8 y digital y que lanzaba la siguiente pregunta: “¿Qué hace un avión radar en el cielo las 24 horas?”.
Obras llamativas son “MonkeyHonky Town”(2000), un video y una instalación que homenajea al 2001 de Kubrick, protagonizada por actores disfrazados de primates, o “DelayGlass” (2007) una revisión y deconstrucción genial del Gran Vidrio de Marcel Duchamp.
En 2015 recibe la beca Multiverso de la Fundación BBVA para el desarrollo de su proyecto sobre el túnel de la Engaña.
Su exposición de 2019 en la galería Vanguardia de Bilbao, deriva del trabajo realizado en la película “Proyecto Izaro”, y plantea un nuevo diálogo entre la memoria del hombre y la naturaleza.
En 2021 consigue una beca para la Academia de Roma, gracias a la que ha producido la película “Gran Hotel Nazareno”.
APOYO TÉCNICO:
ORGANIZAN: