En recuerdo de Miguel Plou, amigo y gran estudioso de la Historia de Letux.
La familia Palafox Rebolledo constituyó dos ramas importantes de la nobleza aragonesa: la del marquesado de Ariza, primero, y la del marquesado de Lazán, después. Ambas estuvieron estrechamente vinculadas a Aragón, como poseedoras de señoríos nobiliarios integrados por importantes villas y lugares en tierras aragonesas desde mediados del siglo XVI los Ariza, y desde el XVII los Lazán. El primer marqués de Ariza, Francisco de Palafox, Rebolledo y Proxita de Perellós (Valencia, 1554- Ariza, 1613), señor de Ariza y barón de Calpe y Altea, fue creado primer marqués de Ariza en 1611 por Felipe III, en consideración a sus grandes servicios prestados a la Corona por él y por sus antecesores. Componían entonces su señorío las villas de Ariza y Calmarza, y los lugares de Monreal de Ariza, Alconchel de Ariza, Cabolafuente, Embid de Ariza, Bordalba, Pozuel de Ariza y Torrehermosa en el reino de Aragón, lindando ya con tierra de Castilla, y las baronías de Calpe y Altea, con las villas de Benissa y Tablada en el reino de Valencia.
El título de primer marqués de Lazán será concedido en 1688 por Carlos II a Cayetano Rebolledo de Palafox y Martínez de Marcilla (Zaragoza, 1665-1692), que casó en 1684 con Mariana Marta y Azlor. Sus posesiones, que dieron denominación al título de Lazán, se situaban originariamente en términos de las villas oscenses de Salas Altas y Salas Bajas. Los Lazán, para distinguirse de los Ariza, cambiaron el orden del apellido, pasando a llamarse Rebolledo de Palafox.
El II marqués de Lazán, Bernabé Rebolledo de Palafox y Marta, casará el 19 de octubre de 1716 en Letux con Jerónima Micaela Bermúdez de Castro, Aragón, Gurrea y Bardaxí, pues ese lugar pertenecía al hermano de la novia, José Claudio Bermúdez de Castro, Aragón, Gurrea y Bardaxí (1697-1761),VIII marqués de Navarrés, IV de Cañizar y IV de San Felices, que más tarde, desde 1750, sería también VII conde de Luna y X duque de Villahermosa. A la muerte en 1761, sin descendencia, de José Claudio, los títulos de Navarrés y Cañizares, con sus posesiones, entre ellas el pueblo de Letux, pasaron a su sobrinoJuan Felipe Rebolledo de Palafox y Bermúdez de Castro (Zaragoza, 1721-1799), III marqués de Lazán,IX marqués de Navarrés y V marqués de Cañizares. Desde entonces los Palafox estuvieron vinculados a Letux.
Juan Felipe Rebolledo de Palafoxcasaría en 1768 con la hermosa dama italiana Paula Melzi y de Eril (Abbiategraso, Milán, 1751- Zaragoza, 1804),llamada El sol de Milán, mujer de gran hermosura, como reflejó Francisco Bayeu en el magnífico retrato que le hizo hacia 1770 y que se puede ver en el Museo de Huesca, pintura donada por el pintor y erudito oscense Valentín Carderera. Estos serán padres tanto de Luis Rebolledo de Palafox y Melzi, que sucedería a su padre en el marquesado de Lazán, como de José Rebolledo de Palafox y Melzi (Zaragoza, 1775- Madrid, 1847), el defensor de Zaragoza en los dos Sitios (1808-1809) a que sometieron las tropas napoleónicas a la capital aragonesa.
La relación artística de Goya con la familia de los marqueses de Lazán debió de iniciarse en torno a 1800. El primero de los retratos que hizo para un miembro de dicha familia fue el de cuerpo entero de la joven María Gabriela de Palafox y Portocarrero (Madrid, 1779- 1823), hija de Felipe de Palafox Croyd’Havré y de María Francisca de Sales Portocarrero, condesa de Montijo. Criada en un ambiente de gran cultura ilustrada, casó en 1797 con su pariente Luis Rebolledo de Palafox y Melzi, que sería IV marqués de Lazán desde 1799 y X conde de Eril.
El primer retrato que Goya hizo para los Lazán fue, precisamente, el de la joven marquesa de Lazán, María Gabriela Palafox y Portocarrero. El retrato,de cuerpo entero (193 x 115 cm), está en la Fundación Casa de Alba y se expone en el palacio de Liria de Madrid. Goya supo plasmar la elegancia y belleza de la joven que, vestida con chemiseajustada bajo los senos con una cinta, traje que se puso de moda en Francia a finales del siglo XVIII, con el Directorio y Consulado. En el interior de una sala, y con una ambientación bastante claroscural, en penumbra,que define la figura de María Gabriela, esta posa, ligeramente de tres cuartos, apoyándose en el respaldo de un sillón.El vaporoso traje está resulto con ligereza de toques, casi impresionistas. Se ha venido datando el retrato hacia 1804, pero, por el tipo de vestido que lleva y el peinado, considero que habría que adelantar su cronología hacia 1801.
Goya no retrató a su esposo Luis Rebolledo de Palafox, pero sí a la hermana de María Gabriela, María Tomasa Palafoxy Portocarrero, marquesa de Villafranca, a quien el pintor aragonés retrató en 1804, sentada en un sillón en actitud de pintar el retrato de su esposo, pintura que posee el Museo del Prado. También retrató a su cuñado José Rebolledo de Palafox y Melzi, y en dos ocasiones. En el primero de los retratos, que conserva el Museo Zuloaga de Zumaya (Guipúzcoa), de algo más de medio cuerpo (105 x 79 cm), el efigiado lleva uniforme de brigadier, con un entorchado de plata en las bocamangas. Se lo haría Goya tras el ascenso de José a alférez de la Guardia de Corps, con categoría de brigadier del ejército, el 21 de septiembre de 1805.Adopta una pose arrogante, y apoya una mano sobre la empuñadura de la espada y otra en la silla. La cabeza, con cabello negro y largas patillas, está pintada gran verismo, y las manos están poco más que insinuadas con sueltas pinceladas. La ejecución de la casaca es, asimismo, muy suelta y sintética. Cuelgan del cuello las medallas de las órdenes militares de San Juan de Jerusalén y de Calatrava, a las que pertenecía, y la insignia de esta última bordada en rojo sobre el pecho del uniforme, pues en junio de 1803 Carlos IV le había concedido la encomienda de Montachuelos, en la villa de Moral de Calatrava (Ciudad Real), de dicha orden militar. Era José de Palafox, por entonces, con sus treinta años, un joven guapo, elegante y culto, como destacó la duquesa de Abrantes en sus memorias, y el conde de Toreno dice que era buscado y requerido por las damas de la Corte, incluso por la propia reina María Luisa.
José de Palafox joven. Francisco de Goya. Museo Zuloaga (Zumaya)
Años después, en 1814, una vez terminada la Guerra de la Independencia, Goya volvió a retratar al Defensor de Zaragoza en el retrato de El general José de Palafox a caballo (248 x 224 cm), que posee el Museo Nacional del Prado. Se lo hizo Goya no solo para exaltar al héroe de los Sitios, sino por interés personal del pintor, que podría obtener una cantidad estimable por su venta al retratado, y porque estaba pasando el proceso de “purificación”, como otros funcionarios reales que habían permanecido en Madrid durante la ocupación francesa. Hacia octubre de 1814, aprovechando la estancia del militar en Madrid, y antes de su marcha a Zaragoza como capitán general de Aragón, cargo para el que Palafox había sido nombrado en septiembre, Goya le sacó un apunte o bosquejo pintado de la cabeza y del busto (76 x 52 cm), en colección particular de Londres, que le sirvió al pintor para hacer el gran retrato ecuestre. Goya representó a Palafox, sobre su caballo, lanzado al galope, y dirigiéndose a la batalla, que se atisba al fondo, a la izquierda, con las pinceladas rojas y amarillas con las que sugirió el incendio y el fuego de los cañones. Si bien el caballo muestra deformaciones anatómicas al sugerir el movimiento, que Goya no corrigió, especialmente en el cuello del equino, la figura de Palafox esta firme sobre el animal. Uniformado de teniente general, con dos entorchados de oro en la bocamanga y en el fajín rojo, blande su espada en actitud de señalar a sus tropas la dirección hacia la batalla. El rostro del militar, magnífico, realzado por el gran bicornio sobre la cabeza, denota resolución, en los vivos ojos y la serena y resuelta expresión.
José de Palafox, apunte. Francisco de Goya. Colección particular (Londres)
El 14 de diciembre de 1814 Goya le comunicó a Palafox que tenía terminado el retrato, que le había costado mucho trabajo hacerlo, y que era la mejor obra que de mis manos ha salido. Le hubiera gustado regalárselo, como le dice en carta del 4 de enero de 1815, pero el pintor se veía en la necesidad de pedirle cien doblones (6.000 reales de vellón) por él, cantidad moderada. Palafox no adquirió el retrato entonces, pues no tenía dinero, y cuando su situación económica mejoró el militar se había olvidado del retrato. Tras la muerte de Goya, su hijo Javier escribiría a Palafox el 31 de diciembre de 1831 ofreciéndole el retrato ecuestre, que había sido tasado por el pintor Vicente López en 8.000 r.v. Fue entonces, cuando Palafox lo adquirió. El retrato pasaría por herencia a su hijo, Francisco de Palafox y Soler, que en 1884 lo donó al Museo del Prado por disposición testamentaria.
José de Palafox, como bien documentó Miguel Plou, tuvo una larga estancia en el palacio de los Lazán en Letux durante los meses de abril y mayo de 1815, tras dejar la capitanía general de Aragón y antes de asumir el mando del ejército del Centro, nombrado por Fernando VII.
Enlaces sugeridos para visualización de imágenes:
Enlace: Fundación casa de Alba. Retrato de la marquesa de Lazán
Enlace: Museo del prado. La XII marquesa de Villafranca pintando a su marido
Enlace: Museo del Prado. El general José de Palafox, a caballo